ES LA HISTORIA DE UN AMOR…

Era un día de verano cuando andaba caminado por ahí de repente se apareció ante mí una visión, era el abejorro más guapo que había visto en la vida y me enamore de él perdidamente, empezamos una relación hermosa pero la pesadilla empezó cuando le tuve que presentar a mi familia.

El primer inconveniente era mi mamá, abeja de gran alcurnia, que no toleraba las perforaciones. Ah! es que olvide comentarles que mi guapo novio tenía un expansor en el oído izquierdo, un broquel en la ceja, el cabello largo y la barba un tanto crecida. Su look era el de un rockero en la toda extensión de la palabra.

El encuentro fue un choque total, mi mamá no le quitaba los ojos de encima y en su mente pensaba que era un vándalo, pero era un abejorro estudiante de Matemáticas Avanzadas con un brillante futuro en la NASA, pero a la señora no le gustaba su aspecto. Por el otro lado, el abejorro de mi vida, veía como mi mamá le describía entre lágrimas lo mucho que se preocupaba por mi y pensaba: “!Chaaaleee, tanto pedo para salir con la morra!.

Como buena madre, la mía no dejaba pasar oportunidad de decirme que ese vago no me convenía a pesar de que él se preocupaba por mí y me ayudaba a cargar mi mochila, me acompañaba al camión y siempre tenía una conversación interesante. Me ayudaba en la escuela y era un abejorro muy trabajador. Ella lo sabía pero no era capaz de ver más allá del aspecto físico de mi amorcito (aunque no me explico porque, si es tan guapo).

La primera vez que fuimos a casa de mi abuelita, la Abeja Reyna, era una reunión familiar donde estaba toda la artillería pesada de la familia Reyes, digo, toda la corte de finísimas personas que conforman la mesa redonda. Los comentarios fueron desde, - oye, ¿no podemos llevarlo con el peluquero real para que se vea decente? Hasta -¿y este cavernícola de donde lo sacaste? Nadie lo había visto antes, no lo conocían ni sabían de su brillante pensamiento analítico, no lo habían visto tratar a sus sobrinos, con tanto amor y tanta ternura, no sabían de su compromiso social y su proyecto de la composta. Sin embargo, todos lo veían como un “don nadie” solo por su aspecto físico.

Años después nos casamos en una boda poco ortodoxa y fuera de todos los estándares de mí familia, por supuesto toda mi familia puso el grito en el cielo y me decían: “Te creí más inteligente” ó “Ya te arrepentirás y vendrás llorando a pedirme ayuda”. Algunos me manifestaron su apoyo pero de ese que en letras chiquitas dice, ojala te vaya mal para que yo tenga la razón y puedo contar con los dedos de mi mano derecha a las personas que me apoyaron con el deseo autentico de que me fuera bien.

En fin, esta historia de amor, aun se sigue escribiendo, pues el abejorro que me encontré esa tarde de verano, me sigue haciendo feliz. Sin embargo, ¿Cuántos de ustedes no han perdido al amor de su vida solo porque su apariencia no es aceptada por su familia?

En este panal del siglo XXI, aun nos sigue preocupando el aspecto físico por encima de los sentimientos, la inteligencia y las buenas intenciones. Yo considero que es importante verte bien porque el amor te entra por los ojos, sin embargo, somos abejas integrales, que debemos cultivar también nuestra espiritualidad, nuestra mente y nuestro corazón para poder ver el diamante en bruto que llevan los demás dentro de ellos, el cual se refleja en nuestro propio diamante interno que debemos pulir todos los días.