viernes, 25 de septiembre de 2009

¿Dónde estas mamá?


Queridos lectores, hoy recibí un correo con la siguiente reflexión sobre lo que esta pasando con nuestro jóvenes, todo el fenómeno de las tribus urbanas, que para mi ha sido impactante conocer blogs de niñas que se cortan y están orgullosas de esas cortadas, niñas que son anoréxicas y/o bulímicas y pertenecen a comunidades donde ese comportamiento se aplaude.

Algo que note en común en los comentarios, fue que sus mamás no las comprendían, que su familia no las querían. Sí, lo sé, todos pasamos por esa época de incomprensión, sin embargo, ¿qué estamos haciendo para prevenirlo?


Qué piensa usted sobre los emos, punks, skin-heads, darks y demás tribus urbanas que hoy se dan como fenómeno social?', me pregunta un reportero, hace poco, en la ciudad de León, Guanajuato, al término de una conferencia. Lo primero que viene a mi mente, es la pregunta que encabeza esta entrega.

Esto no es nada nuevo y, al mismo tiempo, lo es. Durante todas las épocas de la historia moderna, hemos tenido diferentes manifestaciones de protesta de los jóvenes contra lo establecido: lenguaje, peinado, música, tatuajes, formas de vestir, lugares que frecuentar y demás expresiones de comunicación. Códigos internos que marcan una pertenencia y una diferencia con el resto del mundo. Una personalidad e ideología propias, que con la
madurez se dejan.

Lo que considero preocupante es que, aunado a lo anterior, hoy tenemos un pequeño factor que se suma, una nueva forma de convivir en la familia en la que hoy todos buscamos adaptarnos: mamá, hijos, abuelos, esposo.

A este cambio lo considero la revolución social más grande de los últimos tiempos. ¿Cuál es? La mujer, la mamá y señora de la casa, ya no estamos en casa. Así de simple.

Las mujeres estamos muy orgullosas de las oportunidades que hoy tenemos. Nos lo hemos ganado a pulso. La conquista no ha sido fácil y nos ha requerido un largo camino de esfuerzo, lucha y sacrificio. Mantener varias pelotas girando en el aire al mismo tiempo es nuestra virtud. Sin embargo, y sin duda, estamos pagando un precio. ¿Y esto qué tiene que ver con las tribus urbanas? Mucho.

Una de las razones, desde mi punto de vista, por las que cada vez es más frecuente ver en los periódicos noticias tipo: 'Aumenta el suicidio entre los jóvenes', 'La edad en el consumo de drogas se reduce', 'La actividad sexual en los jóvenes inicia a temprana edad', 'Aumentan las enfermedades de transmisión sexual', 'La depresión entre los jóvenes es cada día mayor' y otras notas sobre alcoholismo, violencia, bullying y demás situaciones que viven nuestros jóvenes hoy, es esta: Falta mamá en casa.

Debido a los cuatro años y medio que dedicamos a la investigación de jóvenes, y a los grupos de enfoque que realizamos para la elaboración de los libros Quiúbole con..., me siento con autoridad suficiente para decir que los jóvenes no se sienten vistos. No se sienten escuchados. Se sienten abandonados emocionalmente.

La falta de sentido de pertenencia provoca que los jóvenes busquen y se afilien a una familia en la que se sientan comprendidos y apoyados; que les dé un tipo de autoestima, un valor para hacer las cosas. ¿Cuáles? Todas las que no quisiéramos. Cualquiera que proporcione un tipo de evasión, que disfrace o calle un dolor, sin importar si eso destruye o lleva a la muerte.

Mamás, ¡despertemos! Cuando estamos presentes, no estamos en realidad. Siempre hay un celular, un correo electrónico que contestar, o bien, una novela que atender. Decía una señora mayor de edad que las mamás de hoy somos una especie de agentes de tránsito: ¿A dónde vas?, ¿a qué hora llegas?, ¿ya hiciste tu tarea?, ¿con quién vas?. Y lo consideramos suficiente, sin contar que, con mucha frecuencia, estas preguntas son vía celular.

Es un hecho: A las mamás, nadie nos puede sustituir. No hay abuelita, nana, guardería, vecina, Gameboy, computadora o película que supla lo que nosotros somos capaces de dar. ¿Quién sustituye un abrazo, una mirada, una palabra de apoyo, una presencia, un oído que lo escuche y lo entienda?

De hacerlo, el resultado será un niño seguro de sí mismo, sin necesidad de unirse a una tribu urbana y con un sentido de pertenencia familiar.

Además, tendrá una maleta llena que le dará la seguridad y autoestima que necesitará en el futuro.

Reflexión de Gaby Vargas


¿Esta para pensarse o no?

4 comentarios:

  1. Demasiado y en mi caso más en la nueva etapa q llegó a mi vida... me da terror la idea de pensar que mi bebé será cuidado por la gente de la guarderia del dif donde trabaja mi marido, esto mientras yo voy a la escuela...

    Me haces pensar abeja y mucho :(

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  2. Hola SuperKT, como te comentaba, ahora que viene esa bendición a tu vida, tendrás nuevos miedos y muchos.

    Llevar a un bebe a la guardería no es malo, y por experiencia te digo que los bebes se desarrollan mucho y si pasas tiempo con ellos y después que los recoges te dedicas a ellos crecen sanos y acostumbrados a la idea de que trabajar es necesario.

    Tener un hijo es uno de los retos mas hermosos que tiene el ser humano para hacer de este mundo un mejor lugar para vivir.

    Un abrazo!

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  3. Definitivamente no estoy de acuerdo con lo publicado. Me parece que es una posición que sigue poniendo a la mujer ocmo tapete, como responsable de todo, yo tambien sufri con la ausencia de mi mama porque se iba a trabajar, pero sino hubiera sido por ella, no tendria ni escuela, ni que comer, ni casa, nada. Porque mi papa ni fu ni fa. El abandono de lo hijos no nadamas es fisico, sino mental. Yo preferia que mi mama o papa no estuvieran en casa para que no pelearan a golpes enfrente de mi. Y sí, lo mejor es crecer en un hogar de amor, de abrazos, etc. pero que sea de todos los que viven en el hogar, no es justo que siempre culpabilicen a la mujer.

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  4. Anonimo, mil gracias por tu visita.
    Entiendo perfecto tu punto de vista y comparto contigo el hecho de que no solo las mujeres tienen la culpa de lo que pasa con los jóvenes, sino todas las personas que conviven con ellos.

    Completamente de acuerdo: "El abandono de lo hijos no nadamas es fisico, sino mental.", y a veces todos los familiares solo se comunican por telefono porque sus horarios simplemente no coinciden y si a esto le sumas que las llamadas son para regañar, recriminar, esta mas cañon ¿no crees?

    Soy de la idea de que todos debemos tomar la responsabilidad que nos toca y la de ser mamá es mucho mucho mayor, no porque la gente lo diga, sino tu mismo corazón ¿que opinas?

    Te mando un saludo.

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