viernes, 20 de noviembre de 2009

JUSTICIA PARA UNAS NALGAS

Para los niños, olvido.

Recientemente a una roquera famosa (¡eeey, güeeeera!) la perjudicaron en codiciada parte de su anatomía. En México, solo tres leyes se cumplen cabalmente: la Ley de Herodes, la Ley del Embudo y la Ley de Gravedad. Pues bien, esta tercera ley había
cumplido sus efectos, y el prominente trasero de la cantante mencionada empezaba a mirar al suelo (¡Hacer el amor, con oootro, no, no, noooo!).

Entonces la roquera acudió a una clínica en la que le inyectaron una substancia extraña, con la promesa de que aquella parte luciría “¡eternamente bella, bella, con un hechizo de gitana!”. El resto de la historia es bastante conocido: en lugar de erguirse orgulloso, aquello tomó la forma de un paisaje lunar. Ya no solo el trasero,
la vida misma de la cantante estuvo en serio peligro. Entró en acción la justicia. Inmediatamente fue detenida la dueña de la clínica. Después de una intensa úsqueda, el doctor que practicó las inyecciones fue apresado. Luego fueron detenidos ocho empleados de la empresa productora de la substancia inyectada. El resultado del fallido levantamiento de nalgas: diez personas detenidas. Puede hacerse ahora una amarga comparación: mientras las instituciones actúan para ofrecer justicia a dos nalgas heridas, los niños fallecidos y heridos por el incendio en la bodega ABC, sus abatidos padres, sus familias, todo Sonora entristecido, todo México consternado esperan justicia. Vale comparar los balances: por una parte dos nalgas heridas, diez reos; por la otra cuarenta y nueve niños fallecidos, una detenida (la infortunada empleada del IMSS cuya labor era revisar los menús).

Este balance pone al descubierto una característica de las instituciones mexicanas: están diseñadas para cuidar a la gente VIP (very important person). A los ojos de los gobernantes (Calderón, Bours, Padrés, Gándara) los niños fallecidos o heridos y sus familiares fueron y son mexicanos de segunda. Por ello el juez federal que atiende el caso fijó, para los dueños de la bodega-guardería, una fianza de dos mil pesos. $ 40.82 por niño. Cuarenta pesos por cada vida perdida. Por eso Padrés se dio el lujo de ratificar a Abel Murrieta, el procurador de Bours. Por eso Calderón, en su reciente visita, ignoró a los padres de los niños fallecidos. Es que no se apellidan Gómez del Campo... ni siquiera Guzmàn.

7 comentarios:

  1. Pero la justicia mexicana sirve, y sirve mucho Abejita!!! Ahí tienes a los del 68, los del 71, Salinas de Gortari, Fernández de Cebollas, a diosbendigalosgusanosquesecomenlopocoquequedódetucadaver Mouriño, Acuña, Bisonte Fucks, Martita Zahagún y sus hijitoz, y demás especímenes a quienes no solo la justicia los ayuda, sino que los premia.

    Te apuesto un post en mi blog predicando yo la biblia que la CNDH podría decir, tras arduas investigaciones, que los niños de la guardería ni siquiera murieron, y los que sí, de gastritis...

    ResponderEliminar
  2. Un tema que es comun en todos nuestros paises en america latina
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Hola Abejita!! Es una pena que las cosas sean así en nuestro país...

    Saludos cordiales!

    ResponderEliminar
  4. y la última noticia es la de una reina de belleza argentina que murió tras la complicación del mismo tratamiento

    la dictadura de la estética

    ResponderEliminar
  5. Lean bien quien escribió la nota, que el blog sea de Abeja no significa que solo ella escriba, den el crédito correspondiente.

    ResponderEliminar
  6. felices fiestas, te dejo un abrazote¡¡¡

    http://ecard.ashland.edu/index.php?ecardYear=2004adm

    ResponderEliminar